Los excursionistas vienen a los Dolomitas por su belleza natural: picos de piedra caliza dentados que brillan rosados al atardecer, praderas alpinas salpicadas de flores silvestres, valles tranquilos con refugios de montaña. Es difícil creer que estos paisajes serenos formaron uno de los campos de batalla más surrealistas y hostiles de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, entre 1915 y 1917, los Dolomitas no solo eran una maravilla natural, sino también una zona de guerra.
Cuando Italia entró en la guerra del lado de los Aliados y declaró la guerra a Austria-Hungría en mayo de 1915, la línea del frente atravesaba directamente los Alpes. Los Dolomitas se convirtieron en el escenario de lo que se llamó la “Guerra Blanca”: soldados luchando en crestas heladas, en acantilados verticales y en glaciares, a altitudes donde el clima a menudo resultaba más letal que el fuego enemigo.
Comentarios